Wednesday, February 4, 2009

SABOTAJE Y SUSPENSE





A veces no puedo remediar la vena del remembering y aceptando que cuento con la paciencia de mis lectores hilvano una historia (no sean ustedes huevones y creanme, porque se trata de una historia verídica a la que acompaña documento complementario), repito, una historia donde se mezclan Goethe y Alfred Hitchcock en una ensalada bastante sabrosa.

Servidor de ustedes era y creo que sigo siéndolo un tipo con cierto optimismo, muy sociable y bastante activo. Por los años en que se desarrolló este suceso también era bastante joven. Estudiaba por entonces lo que se llamaba grado superior en un colegio de curas. En honor a la verdad he de reconocer que los profesores del centro (todos clérigos) eran en su mayoría gente liberal (todo lo que se podía en aquellos tiempos oscuros)

Yo y un grupo de amigos, los mayores del último curso, habíamos formado un círculo que desarrollaba y controlaba las actividades deportivas y artísticas del centro. Estábamos liderados por un curilla nuevo que era más que competente.
Durante las fiestas de Navidad solíamos organizar campeonatos de fútbol entre clases y categorías, se proyectaban películas por una flamante cámara que nos habían regalado y elaborábamos un programa de teatro, que finalizaba con una "gran obra". La dificultad de esa gran obra es que tendría que adaptarse, y digo adaptarse en el sentido más amplio de la palabra, ya que carecíamos del elemento femenino y aquí no cabían las triquiñuelas del teatro isabelino o del clásico griego en el que los papeles femeninos corrían a cargo de actores con toda la salsa mujeril. No , aquí los personajes femeninos había que eliminarlos de un plumazo y poner en su lugar a tíos.
El problema era que aquel año habíamos decidido representar un imposible. ¡Nada más y nada menos que "Fausto" de Goethe!. El curilla torció el gesto y lo primero que dijo fue : "Hay un pequeño detalle: Margarita". Pero bien dicen que las necesidades aguzan el ingenio y nosotros ya habíamos encontrado la solución. Trasladaríamos la acción a la actualidad, Fausto sería un obrero que quiere riquezas y poder y Mefistófeles, como cabecilla de una organización terrorista le ofrecerá todo lo que quiere a cambio de un atentado. Al curilla le gustó la idea.






Este es el momento del climax dramático en el que Fausto se debate en la duda de aceptar realizar el atentado........pero os preguntareis, y con razón, a qué viene Hitchcock a todo ésto. Os lo voy a explicar.
Por aquellos días habíamos conseguido la película "Sabotaje" (versión 1942) y planificamos proyectarla justo el día de año nuevo con todo lujo de propaganda. Algunos de nosotros habíamos conseguido ver el verano anterior "La Ventana Indiscreta" y "Crimen Perfecto" y estábamos enamorados del maestro y de su estilo. Haber conseguido aquella copia de "Sabotaje" nos parecía un acontecimiento difícil de superar (Despues pudimos proyectar otra rareza "La mujer en la luna" de Fritz Lang).
Entre paréntesis y considerando toda la obra de Hitchcock, "Sabotaje" es una obra menor donde Robert Cummings , Priscilla Lane y Otto Kruger patinan de mala manera y apenas dan la talla. La trama es anodina y simple, pero naturalmente hay momentos, en especial los finales, que transcurren en la manita de Madame Liberty que tienen el "touch" hitchconiano que eleva cualquier mediocridad.
La proyección fué todo un éxito y la gente estaba más que entusiasmada. Hasta el mayestático y severo Padre Superior nos felicitó e incluso nos animó a coronar aquellas fiestas con lo que suponía sería el broche de oro, nuestro "Fausto" que se representaría la víspera de Reyes, y el partido final de la liguilla que se celebraría el día de Reyes con el estreno de un nuevo balón de reglamento.
Pero entre aquel primero de Año y la víspera de Reyes ocurrió algo catastrófico.

El grupo dramático tenía permiso para los ensayos y confección de decorados cuando el resto del profesorado y alumnado se iban a la cama tras la oración de la noche. No se de quien partió la mefistofélica idea de organizar una "perfomance" de banda bandidesca en la oscuridad de los dormitorios cuando todo el resto del alumnado subiera de la Capilla. Lo cierto fue que nos pusimos la banda negra sobre la cara y con las pistolas de juguete que usábamos en la obra nos deslizamos por la parte de atrás del Colegio y subimos por una escalera auxiliar antes de que el resto de la gente subiera en fila hacia los dormitorios.
Cuando los primeros llegaron a la penumbra de las estancias superiores y vieron nuestras siluetas negras dando gritos amenazadores se armó tal revuelo que produjo un efecto dominó. El pánico corrió de tal forma que no hubo forma de pararlo. Todos arrollándose y gritando contagiaron el pánico al grueso del clericato. Muchos de ellos, incluidos los más ancianos corrieron escaleras abajo sin saber de qué huían. Unos creían que era un incendio. Otros que un ejército de demonios se había desatado......afortunadamente no hubo desgracias personales ¡pudiera haberlas ocasionado el desboque escaleras abajo!
Toda la gente acabó en la calle con el corazón palpitando de terror. Vino la policía, pero como nadie se aclaraba, nadie supo dar cuenta de lo que verdaderamente había ocurrido, ni siquiera los que habían vislumbrado nuestras siluetas en la oscuridad.
Entre los "culpables" de aquel desaguisado se firmó un pacto que nadie rompió jamás. Aquello fue un misterio nunca aclarado que quedó en un susto monumental.
Afortunadamente, y superado aquel rocambolesco incidente nuestra obra se representó, pero nuestro esfuerzo no fue del todo recompensado. Entre los curas hubo ciertas críticas y los más conservadores la consideraron un tanto atrevida y eso que habíamos colocado un final "edificante". El partido de fútbol sí que fué un verdadero éxito. El estreno del balón (regalo de Reyes) fué un acontecimiento. Todo el mundo quería tocarlo. Meses más tarde aquel balón me rompió las narices cuando, jugando como defensa, trataba de salvar un gol.
¿Qué fué de aquel grupo?.........El verano siguiente desapareció. Aquellos amigos: Francisco Jiménez, Balbino Montes, Antonio Albalá, Enrique Santiago y servidor de ustedes siguieron caminos distintos.
Por mi parte, y en circunstancias bien distintas (en alguna ocasión muy dramática) seguía la carrera del maestro viendo "Vértigo", "Con la muerte en los talones" y sobre todo "Psicosis"....otras historias y otros tiempos.

4 comments:

alicia said...

Eres un filón, Antonio, me encantan tus historias.

Josep said...

¡Me parto el pecho de la risa!

¡Seguro que tú fuiste el cabecilla de los bandoleros enmascarados!

Que suerte poder leer esas aventuras.

Un abrazo.

ANRO said...

Gracias.Alicia, a veces me da cierto corte andar contando historias, pero vienen al pelo cuando tropiezo con una peli que estuvo relacionada con la vivencia del momento. En esta ocasión fue "Sabotaje" del maestro y tuve la suerte de encontrar en You tube la escena que más me había impresionado.
Un abrazote.

ANRO said...

Josep, celebro que te divierta la historia. Te juro que aquella noche los conspiradores temblamos hasta lo indecible.
Podríamos haber sido sancionados con la expulsión del colegio y a los que pagaban mi beca seguro no les hubieses hecho maldita gracia.
La suerte es la mía por contar con lectores como vosotros.
Un abrazote.